
Sí, como lees. Según la última encuesta de Gleeden, la primera plataforma europea de encuentros extramatrimoniales creada por y para mujeres, las interacciones emocionales o eróticas con asistentes inteligentes se está convirtiendo en un nuevo motivo de tensión en las parejas.
El fenómeno no es anecdótico: ya se registran peticiones de divorcio que incluyen como causa el «vínculo emocional con IA», un argumento que refleja un cambio cultural profundo en las relaciones de pareja. Aunque no se observa un incremento global en la tasa de divorcios, sí crece el número de expedientes donde se menciona explícitamente la inteligencia artificial como parte del problema.
Eva Moreno, sexóloga de Gleeden, lo explica con claridad: «Evidentemente, la inteligencia artificial no es la causa de un divorcio, siempre hay un problema anterior que hace que uno de los miembros de la pareja consulte con la IA y empiece a mantener conversaciones con ella«.
Los datos son reveladores. Aunque la mayoría sigue encontrando más fácil abrirse emocionalmente a otra persona, un 24% de los encuestad@s reconoce que, en ocasiones, les resulta más sencillo hacerlo con una IA. Además, hasta un 20% admite haber utilizado alguna vez la inteligencia artificial con fines eróticos.
Este comportamiento plantea un dilema: ¿es infidelidad? Para un 40% de los participantes en la encuesta, mantener una conversación íntima o romántica con un chatbot sí se considera una deslealtad. Tal vez por eso un 55% asegura que nunca lo confesaría a su pareja, y un 18% solo lo haría si le pidieran explicaciones.
La atracción hacia estos sistemas no es casual. Un 36% valoran su disponibilidad absoluta; un 32% aprecia la posibilidad de personalización; y un 25% destaca la ausencia de conflictos. En otras palabras, la IA ofrece compañía sin las fricciones propias de las relaciones humanas.