
Y es que, aunque ya es una vieja conocida en el mediterráneo, no es habitual que llegue hasta las zonas de costa durante el periodo veraniego, sino que suele hacerlo en los meses de primavera.
El constante aumento de las temperaturas han hecho que este tipo de medusa llegue hasta las costas, así como la reducción de la cantidad de agua dulce que entra al mar, que también ha sido un factor determinante tal y como explicó el Ministerio para la Transición Ecológica: «La diferencia de salinidades entre las aguas costeras y las de mar abierto es menor, y, en consecuencia, su acercamiento a la costa por los vientos no se ve limitada por una menor densidad del agua que afectaría negativamente en su flotabilidad».
Con un color que suele ser rosado o rojizo con verrugas marrones, su longitud no llega a alcanzar los 30 centímetros, pero sus tentáculos pueden extenderse hasta los 2 metros, por lo que su picadura es muy dolorosa, ya que su veneno puede causar reacciones que afecten a nuestra piel, respiración o incluso nuestra salud cardiovascular, por lo que es una de las que más temor causa entre los expertos.
Hay aplicaciones, como ‘Medusapp’, que pueden ser muy útiles para todas aquellas personas que quieran saber el estado de las playas a las que van a ir a bañarse o de vacaciones. En ellas, otros usuarios podrán avisar si avistan medusas en la costa, tanto flotando en el mar como varadas en la orilla.