
Y es que, tras haber podido disfrutar de sus tres primeros sencillos, ‘Pueblo Salvaje’, ‘El Grito del Niño’ y ‘Mi Dignidad’, hemos descubierto que algunos de los temas que se incluirán en este nuevo álbum de estudio no tendrán título, sino que se podrán distinguir por unos elementos que todos usamos en nuestro día a día.
Si indagamos en la página web oficial del artista podemos comprobar que el repertorio del disco está conformado por 10 canciones con títulos como ‘Tengo el Poder’, ‘Museo del Prado’ o ‘Prohibida’, mientras que si accedemos a su perfil oficial de Spotify podemos comprobar que este proyecto incluye otras sorpresas que consiguen que el disco llegue hasta los 15 audios.
Pero sorprende que el título de estas canciones adicionales no estén conformados por palabras, sino por emoticonos. Todos ellos tienen un elemento en común, la naturaleza, ya que es el tópico que une todo el disco a la perfección, tal y como llevamos viendo durante las últimas semanas.
Esto podría deberse a que las canciones bautizadas con estos iconos que todos utilizamos en nuestras aplicaciones favoritas de mensajería móvil serían interludios del álbum, ya que todas ellas tienen una duración estimada de 30 segundos, a excepción del último, que es un dedo señalando al oyente y que se extiende casi un minuto y medio.
Los interludios son sonidos que sirven para hacer una división acústica de las diferentes partes por las que está compuesto un álbum, y es algo que ya utilizó por ejemplo Pablo Alborán en su disco ‘Vértigo’. Analizando los emoticonos seleccionados por Manuel Carrasco podemos intuir que, por ejemplo, el que está identificado con una ola representará el sonido del mar rompiendo en la orilla, pero consigue mantener la intriga con el representado con un trébol de cuatro hojas.
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