
La intérprete andaluza recuerda que su admiración nació mucho antes de cantar junto a él. «Teníamos una tienda de discos. Yo trabajaba en esa tienda en mis ratos libres y la forraba un poco de Sabina por todos lados», explica.
A día de hoy, esa devoción sigue intacta. Incluso en el móvil lleva una imagen de una estampita del cantante de Contigo: «No es solo el mío, es el de mucha gente, no voy a decir de todo el mundo, pero es nuestro dios».
Vivir desde dentro los últimos conciertos del hombre del bombín es especialmente intenso tanto para los miembros del equipo. La gira, que ha recuperado temas emblemáticos del maestro como Y sin embargo, ha tenido un sabor especial y nostálgico al saber que de verdad era la última. Para Mara, interpretarlo junto al artista que más le ha marcado es un privilegio.
Además, Barros reconoce que trabajar con él ha sido un aprendizaje constante: «Gracias a llevar con él 16 años, yo soy la mujer y la cantante que soy». Asegura que Sabina le enseñó a cantar desde la emoción y no desde la exigencia técnica: «Me ha ayudado a quitarme exigencias a nivel técnico. Pensar más en lo que estoy sintiendo con una canción que esté interpretando, que al llegar a ese agudo o a hacerlo todo perfecto, creo que emociona más».