
Mónica Naranjo ha comentado en varias entrevistas la dificultad del proceso de creación de su álbum Lubna: «de todos los proyectos que he lanzado, para mí, este, sin lugar a dudas, es el más difícil de todos».
Un nombre árabe que, además, también simboliza la justicia divina, la fuerza y el consuelo de las distintas personas que viven «bajo el tormento de sus almas».
El disco relata diversas historias en las que no falta el dramatismo, explorando temas como la maternidad, la locura, el ego, la prostitución, o incluso el holocausto. Todo ello bajo el respecto y desde la mirada de una profesional que quiere sacar su lado más intenso para ponernos en la piel de quien sufre o ha sufrido estas desdichas.
Además, Lubna cuenta con un estilo musical muy marcado y con mucha personalidad, donde podemos escuchar cómo se unen los instrumentos propios de una orquesta sinfónica con una voz cargada de registros y matices.
Dentro del disco, destacan dos grandes canciones, Jamás, que alcanzó millones de visualizaciones en pocos días y Perdida, acompañado por un impactante videoclip en el que Mónica Naranjo interpreta a Rose, una cantante que sacrificó muchas cosas de su vida para llegar a la cima.
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