
La experta en sueño infantil y fundadora de Xanababy, Marina Ametller, «ha dedicado años a estudiar los patrones de sueño de cientos bebés a través de un método matemático basado en el modelo de los dos procesos de regulación del sueño: el ritmo biológico y la presión de sueño» contaban, y mediante este enfoque descubrió que los horarios comunes en muchas guarderías no se ajustan a las verdaderas necesidades de los niños.
Y es que no es importante el número de siestas que se echen los pequeños, sino también el tiempo que están despiertos entre una y otra. Y este tiempo óptimo a su vez varía según el momento del día y la fase del sueño. Es lo que se conoce como ‘ventanas del sueño’.
Y es que aunque lo ideal en los bebés de 9 a 12 meses es que ese primer tiempo despierto entre una y otra siesta sea de tres horas, la segunda de tres horas y media y la de antes de irse a dormir deba ser de cinco horas, muchas guarderías programan las siestas entre las 12 y las 13 horas, y esto hace que los pequeños tengan ventanas de sueño muy largas, de entre cinco y siete horas. Esto a su vez altera la regulación del sueño y provoca despertares nocturnos frecuentes.
Por eso, es importante controlar el tiempo de vigilia para conseguir que el bebé concilie el sueño rápidamente y con calma. «Nos ayudan a asegurarnos de que un bebé llega con la presión de sueño adecuada a la siguiente siesta y son una gran herramienta para seguir un patrón cuando es recién nacido y para establecer un horario más consistente a partir de los 5-6 meses», explican los especialistas en sueño infantil de babysleepsolutions.es. Por eso, Ametller insiste en que «dormir bien es un derecho de todos, y las guarderías deben ser aliadas en este proceso».
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