
Los Labubus son unos peculiares muñecos con cuerpo de conejo, dientes afilados y rostro de duende que se han convertido en el fenómeno coleccionable más viral del año.
Diseñados por el artista hongkonés Kasing Lung y comercializados por la empresa china Pop Mart, su éxito se disparó gracias a las redes sociales, especialmente TikTok e Instagram, donde los vídeos de los usuarios desempaquetándolos y descubriendo cada una de sus versiones han generado una fiebre global por conseguirlos.
Este éxito ha disparado el precio de los Labubu originales, algo que al mismo tiempo ha proliferado la aparición de imitaciones peligrosas que pueden ser incluso un riesgo mortal para los más pequeños. De hecho, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos (CPSC) emitió un comunicado en el que se advertía de los peligros de estas imitaciones.
«Los muñecos Labubu falsos (a veces vendidos como «Lafufu») son peligrosos e ilegales. Representan un grave peligro de asfixia para los niños pequeños. La CPSC ha detenido envíos peligrosos en la frontera. No compre imitaciones. Proteja a sus hijos«, escribía en sus redes Peter Feldman, presidente de la CPSC.
Según algunos informes, los muñecos de estas marcas de imitación presentan múltiples fallos de seguridad: piezas pequeñas que se desprenden fácilmente, costuras débiles, relleno expuesto e incluso presencia de químicos prohibidos como plomo o ftalatos. En algunos casos, la cabeza del muñeco se desprende con un simple movimiento, lo que representa un riesgo de asfixia para los más pequeños.
Pero el peligro va más allá. Y es que expertas en psicología infantil han advertido sobre el impacto emocional que puede tener esta moda en los niños.
Desde @somosestupendas advierten que el sistema de venta en cápsulas sorpresa (donde no sabes qué figura te tocará) activa mecanismos similares a los de los juegos de azar, liberando dopamina y generando una sensación de recompensa que puede derivar en conductas compulsivas.
Esto sumado a que la presión social por completar la colección y el mido a quedarse sin una figura intensifican el estrés y la ansiedad en los menores.
Además, como ocurre muchas veces con las modas, son ya varias las teorías conspiratorias que circulan por Internet vinculadas a estos muñecos. Desde su vinculación a «entidades malignas o demoniacas» a las preocupaciones de algunos especialistas en pediatría que creen que estos muñecos pueden asustar a los más pequeños y no contribuir a su desarrollo.
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