
No eres el único al que le ocurre esto. Hay varias causas fisiológicas y psicológicas que nos lleva a esta situación de mal humor, en la que se mezcla el hambre y una degradación del estado de ánimo.
Vamos basarnos en la opinión de una experta, concretamente en la nutricionista y divulgadora conocida como @bea_gonfer en redes sociales. Tal y como explica Beatriz, este comportamiento más irascible cuando tenemos el estómago vacío se conoce como ‘ira por hambre’.
La activación del sistema nervioso simpático provoca que, si no comemos, nuestro organismo entre en una especie de modo de supervivencia en el que las pequeñas frustraciones se amplifican, lo que explica esa sensación de tener menos aguante y estar más propensos al enfado.
La irritabilidad por hambre le puede suceder a cualquiera, pero las personas que generalmente tienen dificultades para controlar la ira o que tienen problemas para controlar los impulsos pueden ser más propensas a tener mal humor por hambre.
Además de este enfado, el hambre trae consigo varias consecuencias negativas, no solo ira. El hambre también podría provocar una de estas reacciones y efectos: fatiga, somnolencia, dificultad para concentrarse, mala coordinación y susceptibilidad a cometer errores.
MÁS SOBRE: