
Los expertos coinciden en una afirmación clara: si te quemas la piel tomando el sol este verano, lo primero que hay que hacer es subir los niveles de hidratación de nuestro cuerpo. En primer lugar, proceder a enfriar la piel. Hay que evitar hacerlo con agua fría directamente, ya que podría aumentar la irritación de la piel afectada. Así que lo mejor sería ducharse con agua tibia y algún gel de carácter hidratante como puede ser el que contiene aloe vera. Posteriormente, se pueden aplicar compresas frías sobre las zonas quemadas.
Otra recomendación muy importante es la hidratación continuada gracias al uso de lociones o cremas específicas para ponerse después de tomar el sol. El aloe vera vuelve a ser protagonista en este punto, ofreciendo una duradera y reparadora hidratación a nuestra piel. Los expertos recomiendan, sobre todo, si disponemos de una planta propia en casa o si lo hemos comprado de forma natural, enfriarlo y aplicarlo suavemente en las zonas afectadas.
Todo ello, acompañado de beber mucha agua durante los primeros momentos y días siguientes a la quemadura, para fortalecer la hidratación y reparación de la piel quemada. Además, evitar volver a tomar el sol, protegerse con crema solar y cubrirse con ropa fresca y ancha para que la piel no empeore.
Seguro que muchas veces te has preguntado por qué hay algunas personas que se queman al sol en un instante y otras que sin embargo no. Las horas de exposición al sol sin ponerse protección solar es el principal factor de riesgo. Después entran en juego las condiciones físicas de cada persona. Por ejemplo, si eres una persona con la piel clara, produces menos melatonina, la encargada de protegernos de los rayos UVA. También si tienes la piel sensible tienes más riesgo de quemarte.
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