«Bajando a un difunto en el ascensor me quedé colgado y a oscuras. Noté que algo me tocaba y me puse a gritar»

Saray Esteso

Los ascensores guardan muchas historias, algunas divertidas y otras terroríficas como la anécdota que nos ha contado David… ¡Qué chico más salado! Nuestra atrevida Gema pensó «tierra trágame» al ver como su hija de dos años empezó a decir a un señor ¡mira mamá qué feo… es calvo y gordo!

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