El síndrome de la ocupación constante muestra esa tendencia, cada vez más frecuente, de vivir enlazando una ocupación tras otra en la agenda. ¿Cuánto tiempo hace que no te dedicas un día entero para ti? Es cierto que la pereza no está muy bien aceptada en la sociedad ahora mismo, pero cada cierto tiempo sin parar necesitamos dedicar unos días a hacer el vago, ¿o no?
Pero la vagancia no es algo que todo el mundo pueda permitirse, ya que, mientras algunos disfrutan sin hacer absolutamente nada, a otros les está matando internamente un sentimiento de culpa por no estar aprovechando su tiempo y estar eliminando la productividad de su rutina diaria. Pero tienes que saber, amigo, que la pereza tiene sus beneficios, aunque no lo creas mientras estás tumbado en el sofá.
1. Desconectar de todo para centrarte en ti. Deja de lado todo lo que estás haciendo y piensa un poco en ti mismo y en lo que te apetece hacer. Si la respuesta es nada: házlo.
2. Descanso psicológico. ¿Piensas que debes estar todo el día pensando en algo? Por eso al final del día sientes que te duele la cabeza. Deja la mente en blanco un rato, resetea, no te vendrá nada mal.
3. Recuerdos de infancia. Otro modo de descanso es pensar en las pocas preocupaciones que tenías de niño. En esos momentos deseabas quedarte unas horas más en la cama sin ir al colegio y ahora te levantas con la primera luz del alba…¿en qué te has convertido?
4. Tiempo para pensar. Todo el día te lo pasas pensando en los problemas del día a día, en los planes, el trabajo, las mil ocupaciones, pero…¿piensas en ti? ¿En aquello que te apetece hacer o e si eres feliz con todo eso?
Por esta razón, estos espacios de pereza son necesarios para meditar sobre el presente, o incluso para, simplemente, recordar anécdotas del pasado.
5. ¿Soy adicto al trabajo? Una adicción no es solo el tabaco, si eres tú el que apaga todos los días las luces de tu oficina, puede que seas un adicto más…¡necesitas desintoxicarte!
Disfruta de tu trabajo, pero no vivas para él, es tu medio de vida pero la felicidad está fuera, en las pequeñas cosas, aquellas con las que realmente disfrutas.
6. Te lo mereces. No eres mejor por llegar a casa del trabajo y seguir trabajando incansablemente. Las mejores cosas de la vida tienen sus recompensas, por eso, si sales a tomar una cerveza con tus amigos o si simplemente te das un baño de espuma, piensa: ¡Hoy me lo he ganado, me lo merezco!
7. Soñar despierto. Puedes hacer un alto en tu día a día y pensar en todas aquellas cosas que te gustaría hacer, marcar las más realistas a medio plazo y las más complicadas a largo plazo, pero siempre pensando en llevarlas a cabo…la sensación es genial.
8. Adiós al teléfono móvil. Pon el modo avión durante unas horas y olvídate del WhatsApp.
No hacer nada es importante para que, a nivel físico y mental puedas recuperar energía. Aquellos que no dedican su vida a no hacer nada no saben el placer que supone frenar las actividades diarias para dedicarse a uno mismo, pero tú, que te pasas el día en constante movimiento, aprecias mejor que nadie recargar pilas dejándote caer en el sofá una hora.
Dormir hasta tarde durante el fin de semana es una experiencia de bienestar después de haber madrugado de lunes a viernes. Es en este momento cuando te das cuenta de lo cómoda que es tu cama cuando no debes levantarte de un salto.
No hacer nada te hace más feliz, puedes ser más tú.
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