Tu teléfono puede ser la causa de tus uñas quebradizas

Redacción Cadena Dial

La vida es lo que pasa mientras esperas a que se seque tu esmalte rosa chicle. Permanecer cinco minutos sin pestañear, prácticamente inmóvil, te produce más ansiedad que cuando salía tu nota del examen de matemáticas. Al menos, aquella vez aprobaste. Ahora, siempre te sale mal. Cuando crees que el pintaúñas está más seco que el filete que abandonaste el lunes en la nevera, comienzas a doblar la ropa. ¿Resultado? Una camiseta con las mismas manchas que las de un anuncio de detergente.

Tener unas uñas de película nunca ha sido tu fuerte. Para empezar, te las muerdes. Además, pareces sufrir el síndrome de Estocolmo con las cutículas. Tienes más piel en esa zona de los dedos que la que hay en cualquier otra parte de todo tu cuerpo. ¿Seguimos? A ver, el problema de esas uñas desastrosas que ¿luces? no solo reside en los sospechosos cuidados a los que las sometes. Otros hábitos estarían arruinando tu posibilidad de ganarte la vida como modelo de manos. Especialmente, uno.


¿Quién es el culpable aquí?

Existen varios motivos que explicarían el estado de esas uñas quebradizas y dañadas. El primero está claro: ¡te quitas el esmalte con tus propias uñas! Eso sí que es tirar piedras contra tu propio tejado. Otra de tus manías es lavar los platos sin guantes de goma. Sobran las explicaciones.

Entre teclados y envases

Por no hablar del apego que tienes a tu teclado del ordenador (un minuto de silencio para esas sufridas teclas hacia las que diriges tus embestidas). Lo que es más extraño es cómo sigues teniendo uñas. Te empeñas en abrir la cinta americana con ellas y en quitar la etiqueta de papel del champú con la del pulgar, la única que no te has mordido.

El móvil siempre presente

Este hábito anterior, el de ayudarte de tus manos para abrir las cosas, lo empleas también para el móvil. El teléfono de nuevo, cómo no. Tu dispositivo tiene que estar presente en todos los momentos, si no, parece no quedarse tranquilo. Y en este tema también desempeña un papel protagonista. No hay más que ver cuántas veces has empleado tus uñas para sacar tu tarjeta, para desprender la batería o para despojarlo de esa carcasa que parece estar pegada a él como una lapa (vamos, lo mismo que tú).

¿Qué pasa con la pantalla?

Tu dispositivo ha partido más uñas que tu madre naranjas para hacerte zumos en tu infancia. A todo esto hay que añadir las interminables horas que se pasan tus dedos deslizándose por su pantalla, soportando calor y atrayendo polvo a raudales. Echando un vistazo a este panorama, estarás comprobando que tus pobres uñas están sometidas a más presión que una estrella de cine.

Otras causas más graves

Y llegados a este punto, ¿esto tiene solución? Resulta bastante evidente, ¿no? Córtate un poco con el móvil y fomenta las relaciones de verdad. ¿No dicen que han vuelto los 90? Pues parece que solo deben haberlo hecho en lo que respecta a la moda.

Eso sí, has de saber que puede haber otras causas más serias que expliquen tus uñas quebradizas. Por ejemplo, la deficiencia de hierro o una enfermedad de la tiroides. Por eso, es importante que te tomes en serio estos síntomas y lo consultes con tu médico si observas que persisten.

Ahora que ya has descubierto al posible culpable de tus uñas dañadas, ¿te sigue apeteciendo contestar a tus grupos de WhatsApp, o los silenciarás a todos? Mejor no respondas.

También te va a interesar:

¿Por qué lavarse las manos ayuda a tomar decisiones?

Tu peso ideal lo mide tu mano

MÁS SOBRE: