«Mi hijo es un cielo conmigo pero con mi marido es todo lo contrario», Pedro García Aguado da su opinión

Rodrigo Díaz

Pedro García Aguado atiende esta curiosa consulta de Yoli en el que la actitud de un adolescente de 17 años cambia radicalmente si tiene que obedecer a su madre o a su padre.


 

 

 

Asegurando que a ella le hace caso en todo y es un «cielo«, la atrevida se sorprende al ver su actitud distinta con el padre: «Le planta cara, se le encara y su última discusión golpeó la puerta con violencia«. Se pregunta ahora si debe entrometerse en esa complicada relación y adjudicarse las broncas.

Para este caso, Pedro García Aguado aconseja echar la vista atrás y ver cómo le educaron de pequeño. En muchas ocasiones, arrastramos errores como la falta de afecto, la excesiva autoridad o la «desautorización» padre-madre.

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Nuestro compañero marca entonces una serie de pautas importantes: «Ir de la mano» y olvidarse de ese rol poli bueno-poli malo totalmente desaconsejado en la educación de nuestros hijos; no tomárselo a lo personal y hacerle ver que los arrebatos de ira (como golpear la puerta) tendrán consecuencias.

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