Cuentan que un pastor había perdido a sus ovejas y acudió a su búsqueda. Cuando por fin logró encontrarlas, descubrió que algunas estaban demasiado agitadas mientras otras comían unas bayas que ni había probado ni había visto antes.
Fue hacerlo y tirarse toda la noche en vela. Le pareció tan llamativo este fruto que se lo acercó al jefe de la tribu para que la población lo descubriese. En esa noche no durmieron ni los koalas.
De récords va la historia porque Etiopía tiene además el lugar habitado más caliente de todo el planeta. Hablamos del Desierto de Danakil, que puede llegar a registrar 60 grados a la sombra en un día cualquiera.