A Sor Manoli no hay virus ni cuarentena que la detenga y, como cada jueves, consigue alegrarnos la mañana con sus historias en el convento.
«Quería ser misionera y ahora soy monja de clausura», bromeaba nuestra compañera tras este período de confinamiento. Y eso que aprovecha bien el tiempo a base de rosquillas, mantecados y magdalenas.
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Mejor será que el Coronavirus no quiera entrar en el convento porque ellas están más que preparadas. Si no es a base de dulce, lo repelerán con un ‘mix‘ que mezcla todo tipo de artistas y géneros. ¡Nos encanta!