Trabajar sin supervisión es una de las cosas más importantes que nuestros hijos deben hacer para convertirse en adultos. De hecho, de ello depende un hábito que les acompañará toda la vida y que condicionará sus resultados académicos.
Sentirse motivado es el motor que mueve a tu hijo a actuar y es necesario que esa fuerza salga de él y no de ti. Averigua si hay algo que lo está desincentivando (problemas de aprendizaje, excesiva dependencia, distracciones, etc.) y ponle remedio. En este punto, pueden serte útiles los consejos de Supernanny sobre cómo animar a un niño de 5 años que no quiere estudiar ni ir al colegio.
Siguiendo con las rutinas, una forma excelente de que tu hijo pueda concentrarse es proporcionarle un entorno adecuado para el estudio. Lo ideal es que se trate de un lugar tranquilo donde tenga a la mano todo lo necesario para trabajar. Además, asegúrate de que no tenga distracciones cerca (ya de paso, puedes aclarar tus dudas sobre si es o no conveniente racionar el Internet a tus hijos).
No hay mejor forma de que tu hijo trabaje por sí mismo que enseñarle a disfrutar de lo que hace. Si deja de verlo como una pesada carga, habrás creado un buen estudiante. Estimular su curiosidad, reconocer su esfuerzo, demostrarle la utilidad de lo que aprende o brindarle pequeñas recompensas pueden ser de gran ayuda. ¡Y abstente de presionarle!
En la vida no hay atajos, pero sí trucos que nos permiten obtener mejores resultados con menos esfuerzo. Eso es, precisamente, lo que obtendrás si le enseñas a tu hijo alguna de estas 7 técnicas de estudio avaladas científicamente. Una vez que las compartas con él, es importante que le dejes ponerlas en práctica sin ayuda, aunque se equivoque.