plancha de pelo

Cómo elegir una plancha de pelo: los consejos de la OCU

Lo más importante es proteger tu cabello

Noemí Fernández

En plena temporada de Black Friday es probable que hayas pensado aprovechar los descuentos (mucho ojo con las ofertas trampa) para hacerte con una plancha de pelo nueva. Pues bien, sea para ti o para regalar, hay ciertos puntos que deberías tener en cuenta a la hora de elegir uno de estos artilugios de peluquería. Piensa que no todas son iguales, sobre todo, si tenemos en cuenta que se trata de un producto en el que hay una gama de precios que va desde poco más de 10 euros hasta casi los 500.

Sea cual sea tu presupuesto, es importante que si estás pensando en comprar una plancha de pelo eches un vistazo a los consejos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios). Hay muchos tipos, muchos materiales y, como ya has visto, muchos precios. Así que, ¡mira bien antes de comprar! Recuerda: de ello depende la salud de tu cabello.

En qué fijarse al comprar una plancha de pelo

plancha de pelo


Según la OCU cuando buscamos la mejor plancha de pelo debemos fijarnos en mucho más de lo que cuesta y la marca. Entre las cosas más importantes se encuentran todas aquellas que evitarán que nuestro pelo se resienta o que, al menos, lo dañe lo menos posible. ¡No querrás terminar con el pelo quemado! Pese a que todas parecen muy similares, te advertimos de que no lo son.

Las placas: la parte más importante de las planchas de pelo

El material

Es la parte que está en contacto directo con el pelo y, por lo tanto, se podría decir que la más importante. Existen varios tipos de planchas de pelo, principalmente con las placas de cerámica o de titanio.

¿Cuál es mejor? Depende. Las planchas de pelo de titanio son recomendables si quieres utilizar la plancha de pelo para hacerte pequeños repasos o quitar ligeramente el encrespamiento y van mejor si no tienes mucho pelo y no lo tienes muy rizado. Por el contrario, las planchas de titanio son las típicas capaces de alisar hasta un cabello afro. Es aquí cuando hay que tener más cuidado, ya que, por lo general podrían resultar más dañinas para el pelo siempre y cuando no cuenten con elementos necesarios. Lo ideal si vas a hacerte con una plancha de pelo de titanio es que tenga un regulador de temperatura.

  • Siempre son mejores las que están íntegramente hechas de ese material (sea el que sea) y no solo recubiertas
  • Algunos modelos con planchas de cerámica llevan placas reforzadas con turmalina. ¿Qué significa eso? Que cuentan con un mineral que genera un aumento de iones negativos que mejoran la suavidad y brillo del pelo

La anchura de las placas

Este es otro aspecto a tener en cuenta a la hora de comprar una plancha de pelo según la OCU, ya que, cuanto más anchas sean más facilidad tendrán para alisar cabellos más difíciles. Esto no quiere decir que sean mejores, sino que debes escoger la que más se adapte al uso que le vayas a dar. Por ejemplo, aquellas cuyas placas apenas lleguen a los 2 centímetros de ancho será idóneas para peinar detalles, cabellos cortos o algún recogido.

Las pinzas

Es importante que sean de un buen material y, sobre todo, que no se calienten. Piensa que es por donde vas a sujetar la plancha del pelo y, por lo tanto, debe evitar que te quemes.

Si tiene temperatura ajustable: un plus de las planchas de pelo

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El mayor peligro que entraña abusar de las planchas de pelo es la posibilidad de quemarnos la melena. Por eso, contar con una que tenga un control de temperatura ayudará a que vigilar que esto no pase. Además, no se necesita la misma temperatura para alisar todos los tipos de rizo, ni para hacer unas cosas u otras. Por lo que, si escoges una plancha con temperatura ajustable podrás variarla a tu gusto y, además, ahorrarás energía.

Además de estos, que son los más importantes, la OCU también aporta otros consejos sobre las planchas de pelo en su página web. Allí recomiendan que estos pequeños electrodomésticos cuenten con otras funciones como un cierre de seguridad o un apagado automático que evite que esté encendida por un tiempo prolongado en caso de que, por ejemplo, no hayamos olvidado de desenchufarla.

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