Hace unos días, varios países europeos decidían paralizar la utilización de la vacuna AstraZeneca en sus procesos de vacunación tras una treintena de casos de trombosis detectados en aquellos que recibieron la inoculación.
Tras una valoración en el consejo interterritorial convocado por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, España se unió a esta medida de prevención y suspendió temporalmente la administración de la vacuna AstraZeneca.
Algunos expertos científicos como Soumya Swaminathan, jefa del terreno científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguraba que numerosas personas mueren de trombosis cada día, lo que hacía más difícil determinar si se trata de una causa directamente relacionada con la vacuna.
Debido a estas informaciones y a la de algunas muertes relacionadas con casos de trombosis, la ciudadanía ha generado un severo rechazo por esta dosis, lo que también ha servido para impulsar la decisión de los gobiernos a paralizar su administración.
La vacuna Astrazeneca se reservó en un primer momento para trabajadores esenciales de los cuerpos de seguridad del Estado, transporte, limpieza, emergencias y personal docente.
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