Una madre pone el móvil en chino sin querer y su manera de pedir ayuda ha conquistado a las redes

Noelia Bertol

Seguro que tú también has vivido un momento parecido al de esta historia. O bien has tenido que ayudar a tus padres con las tecnologías o estás en el otro lado y has sido el que ha pedido ayuda para realizar una función con ellas. Lo que está claro es que es una situación muy frecuente y numerosas anécdotas relacionadas conquistan las redes con frecuencia.

Quienes no han crecido con las tecnologías se manejan con ellas con mayor dificultad, terreno en el que los jóvenes sacan ventaja a los más mayores. Normalmente son los hijos los que tienen que echar una mano a sus padres en esta tarea y es justo lo que le ha ocurrido a una madre estos días cuya conversación de WhatsApp con su hijo se ha convertido en viral.

Una conversación viral

 


Esta debió trastear en el teléfono y, sin darse cuenta, cambió el idioma del mismo a chino. Y claro, ¿cómo investigar la acción en ajustes si no entiendes nada de las opciones? Su salida fue pedir ayuda a su hijo a través de WhatsApp, pero su teclado estaba cambiado al mismo idioma y los mensajes que este recibía eran totalmente ininteligibles para él.

Este, sin entender a su madre, intentaba entender qué estaba pasando, pero sus mensajes seguían llegando en otro idioma, de modo que a esta se le ocurre una forma original de hacerle llegar el mensaje a su hijo: a través de una foto. 

En un papel escribe: «Ángel ayúdame, puse el móvil en chino«. Un mensaje que ha causado las risas de muchos usuarios, como también las de su hijo, que no daba crédito. «Me destruyes«, expresaba este entre risas.

google, whatsapp, internet

Muchos son los que se han sentido identificados con la situación, llegando incluso a mencionar que la protagonista de este viral podría ser perfectamente su progenitora. La madre de Ángel representa a muchas personas que se intentan familiarizar con las nuevas tecnologías pero para las que a veces es complicado. Menos mal que siempre hay personas dispuestas a echar una mano, aunque las risas están aseguradas, claro está. 

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