Pablo Motos y José Sacristán

El corte de José Sacristán a Pablo Motos: «No sé por qué vengo a este programa»

El actor llamó cínico al presentador, que le coló una gran mentira

Noelia Bertol

Este martes, día de Todos los Santos, José Sacristán acudía a El hormiguero para presentar la película 13 exorcismos en la que participa y que llega a los cines este viernes 4 de noviembre. La trama del largometraje, que trata de una sesión de espiritismo que desencadena una serie de fenómenos paranormales, dio pie a una distendida charla entre el presentador y el invitado sobre la creencia en este tipo de fenómenos.

Tras la entrevista Pablo Motos dio pie a las hormigas, que con su sección Historias engañosas consiguieron cambiar la línea de la conversación. El reto que les proponían Trancas y Barrancas era contar una historia en base a una pregunta que les lanzaban, pudiendo ser esta real o inventada. Eso sí, el otro debía adivinar si esta era una historia ficticia o verídica.

El primero en ‘jugar’ fue el presentador. «¿Alguna vez has salvado la vida a alguien?«, le preguntaban las hormigas. «Sí, yo era muy pequeño, íbamos de campamento y en mi pueblo hay un estanque y se cayó un niño. Se resbaló por una rampa y se estaba ahogando. Yo me tiré y es verdad que no le acerqué mucho, pero algo le acerqué. Luego un profesor metió la mano y nos cogió a los dos. Me dieron una medalla al valor«, narraba Motos.

José Sacristán, incapaz de descubrir la mentira de Pablo Motos

 

La historia sonaba convincente, y el actor cayó en la trampa determinando que la historia era verídica. Al descubrir que el valenciano le había conseguido engañar, este se mostró molesto y en tono de broma espetó: «No sé por qué vengo yo a este programa. Cómo vengo con un cínico como este que a un amigo es capaz de engañarle con un gesto así«.

Pero el actor estaba bromeando, por supuesto, ya que su amigo había conseguido engañarle sin lugar a dudas. No obstante, este se pudo vengar. Eso sí, lo hizo con una verdad. José Sacristán contó el trabajo más raro que había tenido, confesando que cuando no salían trabajos como actor y tenía que ganarse la vida organizaba rifas en tabernas y cantaba imitando a artistas como Miguel Molina o Concha Piquer.

«Rifábamos una botella de vino y luego hacíamos de ventrílocuo y esas cosas«, apuntaba este. Si bien Pablo Motos no se creyó la historia, esta resultó ser verídica.

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