Cada quien lleva su mochila y todos somos personas independientes. Es ahí donde hay que comprender que a veces, aunque no queramos, nuestras relaciones no dependen solo de nosotros.
Daniel estaba casado hasta que hace 6 años, la que era su mujer, decidió divorciarse para unirse a una secta sexual. Contactaron a través de redes sociales y, según Daniel, fue manipulada para formar parte. Por lo que nuestro protagonista conoce, son como mínimo cinco personas con gran poder adquisitivo que formaban parte de un grupo de Facebook y WhatsApp, todo ello con un interés sexual. Durante seis meses, Daniel intentó buscarla siguiendo a quienes contactaron con ella, pero nada dio resultado. Desde entonces, él no levanta cabeza.