Una madre mira el móvil a altas horas de la madrugada.

¿Eres mamijama o papijama? Este es el mensaje a tener en cuenta si actúas como “chófer” de tus hijos

Muchas madres y padres suelen desplazarse a altas horas de la madrugada a los locales nocturnos para recogerles

Teresa Moreno

¿Eres de las que se levanta a mitad de la noche para ir a recoger a sus hijos? ¿Han salido de fiesta y te llaman en plena madrugada para que vayas a buscarlos? Si la respuesta es sí, entonces perteneces al grupo mamijama, o lo que viene a ser lo mismo, al club de la sobreprotección. Esto es solo una señal de que la educación que estás ejerciendo podría llevarte a malcriar a tu hijo o hija. 

Si te has puesto el despertador a mitad de la noche para ir a por tus hijos en pijama con el objetivo de evitarles algún sufrimiento probablemente estés transmitiendo un mensaje de sobreprotección. Muchos expertos en la materia reconocen que ser mamijama o papijama se traduce en  exceso de sobreprotección, el cual impide que los pájaros vuelen del nido y asuman responsabilidades.  

Los adolescentes suelen demandar mayor autonomía, pero cuando llega el momento de coger un medio de transporte para volver a casa aceptan que sus padres vayan a buscarlos. En este contexto, tal y como recogen en Onda Cero en el programa de Julia en la Onda, hay un matiz muy importante para entender toda esta situación. 


Y es que este fenómeno de recoger a los hijos es algo que se da con más asiduidad en las grandes ciudades puesto que las distancias son mayores que en un entorno rural. Algo que incrementa los miedos de los padres, que sugestionados por la falta de seguridad por las noches, prefieren hacer de chófer porque consideran que así pueden evitar males: que se metan en el coche de alguien que se ha sobrepasado con la ingesta de alcohol u otro tipo de droga, de que les atraquen y un largo etcétera. También recalcan que esta sobreprotección presenta diferencias en el factor género, ya que las circunstancias sociales no invitan a pensar que las chicas puedan regresan en un ambiente de libertad, autonomía y calma.

Madre e hija dentro del coche a altas horas de la madrugada.
Getty

En este punto, Eva Millet, autora del libro Hiperpaternindad asegura que el temor que sienten los padres por lo que le puedan pasar sus hijos es natural. Sin embargo, y desde su punto de vista es imprescindible evitar que el miedo acabe dominando la crianza de los hijos. En su lugar, la escritora proponerles alternativas para que no se tengan que volver solos, ya sea cogiendo el transporte público con el resto de amigos y amigas u reservando un posible taxi para que le deje en la puerta de casa. 

El mal de los padres 

Los padres tienen grandes problemas de sueño cuando sus hijos salen toda la noche a una discoteca o de fiesta con el resto de sus amigos pensando en que algo malo les puede suceder. Este mal es algo que los padres también tienen que combatir para dejar de convertirse en una majima o papijama. Millet invita a buscar fórmulas que ayuden a combatir esa ansiedad y ese insomnio, recalcando la idea de que “el miedo paraliza”. 

Por lo que es necesario entender que todos hemos pasado por esta etapa repitiéndonos la frase de “todos hemos sido jóvenes”, siendo conscientes de que cualquiera precaución es buena, la realidad difiere mucho. El miedo no puede paralizarte porque pasa a ser algo «insano”.  

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