Lo primero y más eficaz es limpiar con frecuencia. Para ello, debes mantener una limpieza constante de las superficies y utensilios, eso si hazlo con los productos adecuados. Limpiar solo con agua no mantendrá tu cocina lo suficientemente limpia.
El jabón lavaplatos te irá fenomenal para acabar con la grasa y si está muy incrustada puedes probar con algún producto desengrasante o si prefieres algo más natural el bicarbonato de sodio y el amoníaco.
Hay algunos gestos que sin duda evitarán que tu cocina sea un almacén de grasa, por ejemplo poner la campana extractora cada vez que cocine ya que esta no solo recoge olores sino que te ayudará a que el agua y la grasa de los alimentos no se queden pegados por toda la cocina.
Evita que salpique la comida usando tapa cuando cocines, si lo que cocinas no se pueda tapar porque necesitas que evapore, puedes probar con las tapas anti salpicaduras. Tienen una malla fina que evita las salpicaduras de aceite, pero deja pasar los vapores, por lo que es como cocinar sin tapa.
Intenta proteger las superficies cercanas a la cocina con paños o papel de aluminio para que no se llenen de grasa y además procura ventilar sobre todo si estás usando el horno ya que suele dejar muchas partículas en suspensión y sin embargo no solemos poner la campana de humos cuando cocinamos algo en él.
MÁS SOBRE: