Cuando la pareja se pone enferma, el amor pasa a un segundo plano y la entrega que hay, en muchas ocasiones, se debe a creer que estamos en deuda con esa persona. Y es aquí donde se confunden las situaciones.
Lola lleva 10 años casada con un hombre, pero desde hace un tiempo lo único que existe entre ellos son discusiones y un distanciamiento claro. Se han terminado convirtiendo más en compañeros de piso que en pareja. El sexo y el cariño entre ellos se ha acabado y duermen en habitaciones separadas. En alguna ocasión, ella se ha planteado el divorcio, pero nunca termina pasando. Ahora él está enfermo y ella siente que tiene que cuidar de él y dejarlo no sería lo correcto. Asume que tiene que aguantar esa relación.