La paternidad es un tema universal. El humor respecto a esta y el comportamiento de los hijos a lo largo de la vida es muy frecuente en la edad adulta por aquellos que lidian a diario con las mismas situaciones. Y es que hay cosas que no cambian de generación en generación. Te lo mostraremos con el vídeo viral del que hablamos a continuación.
Estos días un vídeo ha corrido como la pólvora por WhatsApp. Se trata de un chiste extendido en el que un recién convertido en padre recibe por parte del médico el ‘prospecto’ de su hijo recién nacido. «¿Se ha leído el prospecto? El de las contraindicaciones del niño, en la primera hoja, donde pone efectos secundarios«, expresaba el protagonista del chiste en la voz del médico.
A continuación, este pasa a exponer los efectos secundarios del recién nacido en la vida del padre a lo largo de los próximos 30 años. Aquí puedes ver el vídeo:
«Si ve con atención, en las primeras semanas el niño produce insomnio, agotamiento, descenso de la frecuencia de las relaciones sexuales con la pareja, visita y estancia de la suegra en el hogar y dolor de espalda por acune continuo«, expresa despertando las risas de los presentes.
Este continúa para referirse a la siguiente etapa, la niñez: «En los siguientes 14 años, en el 90% de los casos se combina las situaciones de alegría y euforia de alta y mediana intensidad por preocupaciones escolares y el aumento de las discusiones conyugales«.
«Los estudios médicos apuntan que a partir de los 15 años el niño produce dolor de cabeza, mala sangre, desorientación familiar, exceso progresivo de la autoridad y aumento de la incomunicación, seguido de las faltas de respeto con portazos y broncas de grado moderado y fuerte«, dice sobre la complicada etapa de la adolescencia.
«Si el niño se hace crónico, si llega a los 30 años en casa paterna, se produce enquistamiento de sofá y consola, carencia de oficio ni beneficio y arramblaje de todo lo vivo en nevera y cartera paternal con ingestión masiva de sopa boba», agrega.
Tras terminar el médico de hablar, llega la reacción del padre: «Claro, se ponen a ser padres sin leerse los prospectos y luego vienen los ay, ay, ay y los madre mía«.
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