Los 14 años son una edad en la que los menores ya han pasado la etapa más fuerte de cambios físicos. Han dado un fuerte estirón de talla y peso. Además adquieren las características sexuales. Ya son adolescentes plenos. Poco queda del niño pequeño que eran hasta hace nada. Han adquirido más independencia y así lo quieren plasmar. Es una época en la que se sentirán mucho más unidos a sus amistades que a sus padres, a los que verán como una autoridad con la que poco tienen que ver. La opinión de su grupo cobra especial importancia, mucha más que la de sus progenitores.
Muchos expertos hablan de esta edad como una de las más complicadas. Aunque sabemos que cada niño es diferente no está de más saber qué puede pasar y conocer las herramientas para afrontar posibles conflictos.
Según la Sociedad de pediatría la salud en la adolescencia determina, en parte, la salud en la etapa adulta. Así aseguran que en la adolescencia se logra el 25 por ciento de la talla adulta y el 25-50% del peso ideal del adulto.
En estos años, las chicas ya son mujeres que pueden llevar con la menstruacción uno o dos años. Los chicos por su parte, se desarrollan sexualmente un poco después. A los 14 años estamos ante la etapa en la que el conflicto será más palpable. Sentirán que la chispa está a punto de saltar a cada momento. En esta edad, los jóvenes son muy contradictorios.
A los padres se les recomienda no bajar la guardia con las redes sociales, Whatsapp, así como con la información que reciben sobre moda, sexo en series o películas. Es importante ver que tipo de mensajes reciben y si no son positivos, debatirlos con ellos. A esta edad puede tener amigos de ambos sexos y sus primeros tonteos. A nivel cognitivo aumenta su capacidad intelectual y creativa.
El reto para la familia es complejo pero lo mejor es mantener la calma, conocer que está pasando en el cuerpo y cabeza de tu hijo para que de tu mano se haga mayor.
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