Nueve cosas que hicieron los padres de 200 niños exitosos

Así lo recoge el estudio de Reem Raouda

Ana Más

La crianza y la educación de los hijos no es una ciencia exacta, depende de muchos factores. Sin embargo, o al menos al hilo de este estudio, sí parece que hay ciertas cosas que pueden marcar una diferencia significativa en el desarrollo de nuestros hijos. Y es que sus autores han identificado nueve cosas que los padres de los 200 niños exitosos que participaron en el estudio publicado en CNBC Make It realizado por la experta Reem Raouda hicieron desde el principio.

La primera de ellas modelar la fortaleza mental y emocional de los pequeños, tras ser conscientes de que su comportamiento influiría en el nivel de adaptación a la adversidad y a los contratiempos, en sus hijos. Algo que todos ellos hicieron fue sustituir la frase ‘¡Buen trabajo!’ por otras como estas para motivarles de manera intrínseca y a su vez ayudarles a sentirse orgullosos de sus logros: «deberías estar muy orgulloso de ti mismo» o «trabajaste muy duro en esto, ¿cómo te sientes?».

Además, estos padres, incorporaron la lectura como un hábito diario para fomentar así el conocimiento y la creatividad, y enseñaron a sus niños a validar sus sentimientos y procesarlos, desarrollando así su inteligencia emocional y resilencia.

Más hábitos de estos padres con sus niños

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Y esto no fue lo único, también les dieron la posibilidad de que les enseñaran algo, de que les explicaran cosas. Con ello lograron que se sintieran más valorados y capaces. En este sentido, también fomentaron la curiosidad de los peques animándoles a preguntar «¿por qué?» y «¿cómo?», ayudándolos así a desarrollar pensamiento crítico y liderazgo.

Estos padres no premiaron las notas altas, sino que se enfocaron sobre todo en cultivar el aprendizaje y dejaron claro a sus hijos que su valor no venía dado por sus notas. De igual forma, evitaron el castigo, dejando que fueran las consecuencias naturales de sus actos las que les enseñaran lecciones, fomentando así que se hicieran responsables de ellos y aprendieran a resolver problemas.

Y algo más, dedicaron tiempo de calidad a sus hijos, compartiendo experiencias con ellos y mediante la escucha activa, fomentando así su confianza y capacidad de asumir riesgos, al sentirse valorados y seguros.

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