Blas Cantó está viviendo unos meses apasionantes en lo que se refiere a su carrera musical, y es que hace apenas unas semanas publicó ‘No me conoces’, un nuevo sencillo que llega apenas dos meses después de ‘Casualidad’, el lanzamiento de su dueto junto a María Parrado. Dos publicaciones que encabezan el recorrido discográfico del artista en lo que llevamos de año.
Además, también ha tenido hueco para pasarse por nuestros Premios Dial Tenerife y desfilar por su alfombra, así como para disfrutar de sus familiares y amigos. Pero también ha concedido una entrevista en la que se ha sincerado sobre uno de los momentos más duros de su vida, la pérdida de su abuela.
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En plena promoción de su lanzamiento más reciente, Blas Cantó ha hecho parada en ‘Y ahora Sonsoles’, el programa que Sonsoles Ónega presenta en las tardes de Antena 3. Fue allí donde el artista habló sobre su infancia y las muertes que marcaron un antes y un después en su trayectoria vital.
Siempre estuvo muy vinculado a su abuela Joaquina, ya que fue, junto a su madre, quien le cuidó durante su infancia, ya que su padre se marchó al poco tiempo de nacer él. Por todo ello, uno de los momentos más duros de la vida del artista fue el mes de diciembre de 2020, cuando Joaquina falleció, en coincidencia con una de las etapas más enriquecedoras de la trayectoria profesional del artista: «Mi abuela fue todo. Su pérdida para mí fue lo más doloroso de toda mi vida, me pilló en la época que más tenía que disfrutar, la de Eurovisión. (…) Fue un momento muy vulnerable porque era lo más importante que había hecho en mi vida y la persona más importante no lo pudo ver», sentenciaba.
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Pese a estar toda una vida sin tener contacto directo con su padre, ambos se reconciliaron cuando le detectaron un cáncer terminal que puso el contador en marcha, ya que le dieron dos semanas de vida, tal y como el propio Blas confesó a la presentadora: «Recuperamos el contacto antes de fallecer, estuve en el hospital y paseamos juntos. Fue un shock porque era muy joven, tenía 49 años. Mi madre lo sintió mucho, fue la que más lo sintió. Yo creo que en esos momentos él se dio cuenta de lo que se había perdido«.
Dos pérdidas que alteraron su vida de manera diferente, por lo que se vio obligado a acudir al psicólogo, que le ayudó considerablemente: «Con mucha terapia aprendí a gestionar ese sentimiento, que es muy agridulce y doloroso».
Unas declaraciones que dejan de manifiesto una de sus etapas más dolorosas, de la que ha sabido recuperarse como siempre ha demostrado.
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