¿Qué tendrán aquellos lugares que se convierten en fuentes de inspiración? ¿Serán sus calles, sus locales o quizá su gente los que influyen en un estilo, una aspiración o un sueño? El 17 de octubre, Leiva estrenaba su documental Hasta que me quede sin voz, donde destacaba la importancia de su barrio en su carrera musical, un lugar del que también han surgido grupos como Pereza, Sidecars o Buenas Noches Rose, además de otras jóvenes promesas como el cantautor Víctor Rojo. Hablamos de Alameda de Osuna (Madrid).
«Buenas Noches Rose, Los Yoghourt, La Caseta, Guernica, Malahierba, Los Alameda, Cabeza de Canoa, OZM», son algunos de los nombres que Leiva recuerda en su tema Barrio, dedicado al lugar que le vio crecer y le acompañó en su camino musical.
Alameda de Osuna, ubicada entre El Capricho y el aeropuerto de Barajas, ha sido testigo de un movimiento cultural que ya ha pasado a la historia.
En sus calles han encontrado inspiración diversos artistas que hoy forman parte de lo mejor del pop-rock español. Leiva comenzó a componer junto a su primo Vikxie hasta formar Malahierba, grupo que también sirvió de ejemplo e impulso para otros jóvenes músicos del distrito, especialmente en espacios como el colegio Villa de Madrid, que fomentaba el talento de los más jóvenes.
A veces conviene preguntarse por qué dos intérpretes conectan tan bien, hasta el punto de que sus acordes encajen perfectamente y formen repertorios que marcan hitos.
En el caso de Leiva y Rubén Pozo, compartir entorno tuvo mucho que ver. Vivir experiencias parecidas y empaparse de las mismas anécdotas permitió que crearan un vínculo fuerte, reflejado en la formación de Pereza. Antes de unirse, Rubén recorrió España con Buenas Noches Rose, mientras Leiva lo intentaba con Malahierba.
Ambos, procedentes del mismo nido, empezaron a tocar juntos a finales de los noventa en un grupo de versiones de Leño, y fue durante esas actuaciones donde conocieron a Tuli, su primer batería. El debut de Pereza llegó en 2001 con un álbum homónimo producido por Carlos Martos y, tras la marcha de Tuli en 2002, el grupo quedó como dúo.
A partir de ahí, Rubén y Leiva consolidaron su estilo: un pop con estribillos pegadizos y fuerte influencia rockera, con letras de desamor, sexo e inconformismo.
Aunque tras alcanzar un éxito arrollador decidieran tomar caminos separados, a día de hoy, mantienen una buena relación, llena de confianza y respeto.
Por su parte, Sidecars, formado por el vocalista y hermano de Leiva, Juancho, el bajista Gerbass y el batería Ruly, siguió la corriente del barrio, creando su propia banda influenciada por sonidos de Los Ronaldos, Fito Cabrales o The Rolling Stones.
Ahora se preparan para uno de los conciertos más importantes de su carrera, que tendrá lugar el 27 de enero de 2027 en el Movistar Arena y que incluirá canciones de su último disco Everest.
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No hace falta llenar un gran estadio para demostrar talento, en Alameda de Osuna también surgen artistas capaces de llegar al público desde pequeños locales. Entre ellos destaca Víctor Rojo, cantautor que comenzó formando un grupo con sus vecinos, a pesar de que ninguno sabía tocar. Más adelante, dio el salto a un proyecto punk con músicos experimentados bajo el nombre Odio Kozina.
El autor asegura que el ambiente de rock de su lugar de residencia lo ha inspirado e influenciado en su trayectoria. En el barrio ha conocido a otros músicos con los que ha compartido tanto conciertos como diversos momentos de ocio.
Además, ha participado en el Camping del Piano Club, una especie de micro abierto junto a músicos vinculados a Leiva y Pereza, como Cesar Pop y Tuli, consolidando así su integración en la escena musical local.
El Motocine, el Charanto´s y el Camping, son algunos de los lugares que siguen confiando en la industria y se han convertido en algunos de los espacios más reconocidos del vecindario.
Tras esa etapa, emprendió una carrera en solitario, creando sus propias canciones y autoproduciendo el álbum Entelequias. Posteriormente, formó La Moyra, banda con la que vivió momentos memorables, como su mejor recital en la sala Moby Dick frente a más de 200 personas.
Ahora, de nuevo como solista, se prepara para lanzar su próximo trabajo, Fantoches, en el que incluye sencillos como No me da la gana.
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Asimismo, Rojo también realiza sus propias versiones de obras de Fito y Fitipaldis, Joaquín Sabina o Melendi, entre otros.
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Puede que nunca sepamos con exactitud cuál es la magia de este distrito madrileño: quizá sea la seguridad que brinda a los artistas para ser ellos mismos o el legado de quienes llegaron al estrellato. Pero tras recorrer su historia, queda claro que la Alameda sigue inspirando a toda una generación.
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