Seguro que, como madre, alguna vez te ha ocurrido que tu hijo se comporta de maravilla cuando estáis fuera de casa, en reuniones con familiares o amigos, pero al regresar al hogar todo cambia: parece que tienes a otro niño delante y que se ha olvidado por completo de los modales que un día le enseñaste.
Si has vivido una situación así, no te alarmes. Según los expertos, este comportamiento tiene una explicación dentro de la psicología.
En un artículo publicado por la revista Psychology Today, la psicóloga Vanessa LoBue, ha explicado que «los bebés cuyas madres responden a todas sus necesidades tienen más probabilidades de desarrollar un apego seguro«.
¿Y qué es el apego seguro?

Acorde con la psicología, cuando los niños se sienten en confianza y desarrollan un fuerte vínculo emocional con las personas, se sienten protegidos y crean un apego en el que expresan todas sus emociones sin pensar en las consecuencias.
Esto hace que fuera de casa, al estar en un entorno en el que no tienen tanta seguridad, guarden ciertos aspectos de su forma de ser y se cohíban más, mostrando un lado más respetuoso y discreto. Este apego suele desarrollarse especialmente con la madre, con quien, como explica la psicóloga:
«Aprenden que, cuando están molestos, sus madres estarán ahí para consolarlos. Esto les da la seguridad suficiente para explorar nuevos entornos cuando sus madres están presentes, ya que saben que tienen un cuidador confiable cerca para ayudarlos si algo sale mal«.
Así que, si ves cómo tu hijo se transforma de puertas para adentro, no es que lo estés haciendo mal en su educación, sino que es un comportamiento que les sale innato.
Aunque eso no quita que merezcan una buena reprimenda de vez en cuando.
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