
A continuación, se presenta una guía detallada sobre cómo estructurar las rutinas de sueño según la edad del bebé, según la información recopilada de blogs especializados, pediatras y psicólogos infantiles, con recomendaciones prácticas para cada fase.
Durante los primeros meses de vida, los bebés duermen entre 14 y 17 horas al día, distribuidas en bloques de 2 a 4 horas. En esta etapa, aún no distinguen entre el día y la noche.
Los expertos recomiendan crear un ambiente tranquilo, con luz tenue y sonidos suaves. Un ritual breve antes de dormir, como cambiar el pañal y cantar una canción, puede ayudar a establecer una sensación de seguridad. Es fundamental colocar al bebé boca arriba para dormir, en una superficie firme y sin objetos sueltos.
A partir del cuarto mes, los bebés comienzan a dormir más horas seguidas por la noche, y sus siestas se vuelven más predecibles. Es el momento ideal para introducir horarios fijos y una rutina nocturna más definida, que incluya baño, masaje y lectura.
Los especialistas aconsejan acostar al bebé cuando esté somnoliento pero aún despierto, para fomentar la autonomía en el sueño. El uso de chupete puede ser beneficioso si el bebé lo acepta.
Entre los seis meses y el primer año, los bebés suelen dormir entre 12 y 15 horas al día, con dos siestas diurnas. La rutina debe mantenerse constante, evitando pantallas al menos una hora antes de dormir.
Incluir un objeto de apego, como una mantita o peluche aprobado, puede ayudar a calmar al bebé. También es útil anticipar el momento de dormir con frases como “es hora de descansar”.
En esta etapa, los niños duermen entre 11 y 14 horas, generalmente con una sola siesta. Es común que aparezcan resistencias al sueño, por lo que mantener una rutina estructurada, cena, baño, cuento y cama, es clave.
Ofrecer pequeñas elecciones, como el pijama que desean usar, puede facilitar la transición. Es importante establecer límites firmes y no ceder ante múltiples peticiones nocturnas.
A partir de los dos años, los niños duermen entre 10 y 13 horas. Algunos dejan de hacer siesta, y pueden surgir miedos nocturnos. Una rutina calmada y predecible, junto con una luz de noche suave, puede ayudar a reducir la ansiedad.
Evitar historias o estímulos que generen inquietud y reforzar positivamente el cumplimiento de la rutina son estrategias recomendadas por pediatras y especialistas en sueño infantil.
En términos generales, existen una serie de hábitos con los que se puede cumplir para que el descanso de los más pequeños sea el adecuado:
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