¿Por qué se inducen los partos y cuál es el mejor método?

Inducción del parto: por qué se hacen y cuáles son los métodos

¿Por qué se inducen y cuál es el mejor método?

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Cada vez más se provocan los partos con la inducción, una práctica médica que consiste en provocar las contracciones uterinas antes de que el trabajo de parto comience de forma natural. Muchas embarazadas se preguntarán por qué se recurre a esta técnica y cuál es el método más seguro y aquí se esclarecen algunas de las dudas de la inducción del parto más frecuentes.

¿Por qué inducir un parto?

La inducción no es una decisión arbitraria: se indica cuando la salud de la madre o del bebé está en riesgo o cuando el embarazo se prolonga más allá de lo recomendable. Según los blogs especializados en medicina y blogs de clínicas Mayo Clinic, entre las causas más comunes se encuentran:

  • Embarazo postérmino: cuando se superan las 41-42 semanas, aumenta el riesgo de complicaciones como disminución del líquido amniótico o macrosomía fetal.
  • Problemas maternos: preeclampsia, hipertensión, diabetes gestacional o infecciones.
  • Complicaciones fetales: restricción del crecimiento, falta de líquido amniótico o problemas con la placenta.

También se recomienda inducir si la bolsa se rompe y el parto no comienza espontáneamente en las siguientes horas, para evitar infecciones.

¿Cuál es el mejor método para las inducciones?

No existe un único método universal, ya que la elección depende del estado del cuello uterino y la situación clínica. Los más utilizados son:

  • Farmacológicos: administración de oxitocina para estimular contracciones o prostaglandinas (como misoprostol) para madurar el cuello uterino.
  • Mecánicos: catéter de Foley para dilatar el cuello o ruptura artificial de membranas.

En algunos casos se combinan varias técnicas para lograr un parto seguro. La inducción debe realizarse siempre en centros especializados y bajo supervisión médica, ya que no está exenta de riesgos.

¿Es mejor esperar o inducir el parto?

La decisión entre esperar a que el parto ocurra de forma espontánea o inducirlo depende de múltiples factores médicos y del bienestar materno-fetal. En embarazos sin complicaciones, la recomendación general es esperar hasta la semana 41 completa, siempre bajo control médico. Este manejo expectante permite que el cuerpo inicie el trabajo de parto de manera natural, lo que suele reducir intervenciones y riesgos asociados a la inducción. Así lo explica la matrona Laila Casado, Matrona y divulgadora de temas sobre la maternidad. 

¿Por qué no se debe esperar demasiado?

Según los expertos, prolongar la gestación más allá de las 41-42 semanas puede aumentar riesgos como:

  • Envejecimiento placentario, que reduce el aporte de oxígeno y nutrientes al bebé.
  • Disminución del líquido amniótico, lo que compromete la protección fetal.
  • Macrosomía fetal (bebés muy grandes), que dificulta el parto y eleva el riesgo de traumatismos.

¿Cuándo es mejor optar por la inducción?

La inducción se recomienda cuando los riesgos de continuar el embarazo superan los de adelantar el parto. Según Casado, esto ocurre en casos como:

  • Embarazo prolongado (más de 41 semanas).
  • Rotura de bolsa sin inicio espontáneo del parto.
  • Problemas maternos (preeclampsia, diabetes, hipertensión).
  • Signos de sufrimiento fetal o alteraciones en la placenta.

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