Froilán lleva desde 2023 instalado en Abu Dabi, un cambio de vida que buscaba alejarlo de los focos y ofrecerle un futuro profesional más estable. Sin embargo, dos años después, el hijo de la infanta Elena reconoce abiertamente que su día a día en Emiratos dista mucho de lo que imaginaba. Aunque allí convive cerca de su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, una figura fundamental en su vida, la sensación de aislamiento ha terminado por pasarle factura.
La periodista Silvia Taulés, especializada en información sobre la Casa Real, reveló recientemente a Vanitatis que Froilán no tuvo reparos en compartir su estado de ánimo. Esto ocurrió durante un encuentro familiar celebrado en Madrid con motivo del 50 aniversario de la restauración de la monarquía. Sus palabras fueron directas: «Estoy harto de vivir en Abu Dabi», una frase que muchos interpretan como una petición velada de cambio.
Acostumbrado a la vida social madrileña, donde durante años disfrutó de una gran oferta de planes, el nieto mayor de los eméritos reconoce que la ciudad árabe le resulta limitada. Su entorno afirma que Froilán se siente «sin escapatoria», atrapado en una rutina que no le llena y que le hace echar mucho de menos España.

Su trabajo tampoco contribuye a mejorar la situación. Según recoge Vanitatis, las tareas que desempeña son «muy aburridas y burocráticas», lo que incrementa la percepción de que su vida se ha vuelto lineal y sin estímulos. Incluso actividades que antes disfrutaba, como practicar deporte, resultan ahora más complejas por la falta de opciones y distancias dentro del país.
A pesar de todo, Froilán hace esfuerzos por mantener una vida ordenada y alejada de los titulares que marcaron su etapa en Madrid. Sin embargo, la falta de variedad en su día a día ha provocado que verbalice abiertamente su deseo de regresar cuanto antes.
El único motivo que frena su regreso definitivo a España es su abuelo. La relación entre ambos es muy estrecha y el rey emérito ha expresado públicamente la importancia que tiene la compañía de su nieto. Para Froilán, hacerle compañía en esta etapa es una responsabilidad personal que asume con cariño, aunque le pese la distancia con su vida en España.
Pese a todo, su postura es clara: «Por mí, me iría», habría comentado en su entorno. Una frase que resume el momento vital que atraviesa y que, por primera vez, deja al descubierto la realidad de su vida en Abu Dabi.
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