Pastora Soler

La historia de superación de Pastora Soler: «Soy una humana, cometo errores»

El miedo, la ansiedad y la presión que la rodeaban terminaron por afectar su salud mental

Lucía Villalba

Pastora Soler vivió en 2014 uno de los momentos más difíciles de su carrera. En el punto más alto de su éxito, cuando sus canciones como ‘Dámelo ya’ o ‘Quédate conmigo la mantenían en lo más alto de las listas y del cariño del público, la cantante sevillana se retiró inesperadamente de los escenarios. El motivo fue su pánico escénico.

Lo que parecía una pausa temporal se convirtió en un largo periodo de silencio. Durante tres años, Soler fue incapaz de subirse a un escenario. El miedo, la ansiedad y la presión que la rodeaban terminaron por afectar su salud mental. “El transcurso de la vida te da lecciones, esto es lo que la vida te enseña. Mis crisis las he tenido cuando la artista había ganado a la persona”, reconoció en el podcast ‘Estirando el chicle, conducido por Carolina Iglesias y Victoria Martín.

El pánico escénico al que se enfrentó Pastora Soler

Pastora Soler rememoró cómo vivió aquellos años oscuros en los que llegó incluso a desmayarse a causa del pánico. El escenario, antes su lugar seguro, se transformó en una fuente de angustia incontrolable. En medio de esa crisis, decidió parar. “Cuando hice el comunicado, sola en casa, era mi verdad. Me desnudé. No sabía el alcance de mis palabras ni el revuelo que se armaría”, contó. Fue un gesto valiente, en un momento en el que aún no se hablaba abiertamente de salud mental en el mundo del espectáculo.

La cantante reconoce que le ha llevado años aprender a decir “no” y priorizar su bienestar por encima de la inercia del éxito.Estos últimos años, me enorgullezco mucho al decir ‘no’. Me ha costado la vida decir que no. Es como una película, al final te dan la vuelta y te ves que estás diciendo que sí, te arrepientes. No te apetece”, expresó.

Su regreso a los escenarios no fue inmediato ni sencillo. “Ha sido a base de sufrimiento y de dolor”, subraya. Pero también ha sido una vuelta con otra mirada, desde otro aprendizaje y con nuevas herramientas para cuidar su equilibrio emocional. “Ahora, si estoy afónica y no sé cantar, no pasa nada. Soy una humana, cometo errores. No pasa nada, a relativizar. No pasa nada”. Su historia es un ejemplo de valentía.

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