
El lugar está situado a menos de media hora de Fuengirola (la tierra natal del cantante) y se presenta como el escenario perfecto para una celebración que promete ser mucho menos íntima que la primera, celebrada en Madrid.
Tiene pinta de que podremos conocer más detalles de esta segunda boda, pues ya se sabe hasta el lugar exacto del convite.
Sin embargo, Pablo y Laura siguen queriendo preservar su privacidad con una prohibición que cada vez es más habitual entre los famosos.
Según filtraba El Español, los cantantes han puesto una norma a sus invitados: todos deberán dejar sus teléfonos móviles antes de acceder a la celebración.
El gesto confirma una vez más la discreción con la que el malagueño ha manejado siempre su vida personal.
Desde que iniciara su relación con Laura en 2017, López ha preferido centrarse en la música y evitar el foco mediático en lo que respecta a su vida privada.
Ni entrevistas ni redes sociales han sido escaparate de su historia de amor, y esta segunda boda (aunque sepamos algunas pinceladas) no será la excepción.
Con la combinación de romanticismo, seres queridos y privacidad, todo apunta a que la celebración en Cádiz quedará grabada como uno de los momentos más significativos en la trayectoria personal de Pablo López y la exconcursante de La Voz.
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