
Según los expertos, el embalse de esta colosal infraestructura ha desplazado el eje terrestre en aproximadamente dos centímetros, extendiendo cada jornada en 0,06 microsegundos. Sí, es muy sutil, pero ha sido suficiente para replantearse las consecuencias que estas construcciones que acumulan grandes masas de aguas pueden tener en nuestro planeta.
La explicación científica detrás de este fenómeno radica en la redistribución de la masa planetaria. Al almacenar más de 39.000 millones de metros cúbicos de agua, el paso concentrado en una sola región ha modificado el momento de inercia del planeta. Como explicó el geofísico Benjamin Fong Chao, cuanto más lejos se sitúa una masa del eje de rotación, más lenta se vuelve la rotación de la Tierra.
Este no es un caso aislado. Eventos naturales como el terremoto y tsunami del Océano Índico en el año 2004 también alteraron la duración del día, aunque en este caso lo acortaron en 2,68 microsegundos. Sin embargo, lo que hace único al caso de la presa china es que se trata de una alteración provocada por una obra de ingeniería humana.
La Presa de las Tres Gargantas, en funcionamiento desde 2009, es la central hidroeléctrica más grande del mundo. Con más de dos kilómetros de largo y 182 metros de alto, genera 22.500 megavatios de energía, lo suficiente para abastecer a decenas de millones de personas. Además de su impacto energético, ha sido clave para el control de inundaciones y la mejora de la navegación fluvial de la región.