Hace unos meses, Manolo García decidió adentrarse en el mundo de la escritura con la publicación de ‘Títere con cabeza’, un libro de relatos con el que ha dado a conocer una de sus partes artísticas que hasta el momento se desconocían. Y es que, aunque sí que habíamos escuchado sus composiciones convertidas en canción, ahora podemos leer sus escritos en crudo, en una página en blanco.
Tras más de 25 años de carrera discográfica en solitario, el artista ha demostrado con creces que transmitir sensaciones y vivencias es lo suyo, aunque a veces la inspiración llegue cuando menos la busca, tal y como le ocurrió en una anécdota que ha compartido recientemente.
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El catalán se ha sentado recientemente en La Vanguardia, y ha sido allí donde ha hecho pública la anécdota con la que surgieron los primeros escritos del libro, a causa de un accidente de tráfico que vivió con su coche híbrido: «Tengo un cacharrillo híbrido que se incendió durante un trayecto. Tras cumplir el protocolo de rigor para garantizar la seguridad vial, pensé que debía apartarme porque, a pie de carretera, los camiones son unos monstruos que dan miedo. Así lo hice y, mientras esperaba que llegasen los bomberos, aproveché para escribir un relato. Me decía a mí mismo: ‘Tengo que irme de aquí, me estoy empezando a poner nervioso y no me gusta nada todo este lío del coche ardiendo'».
Posteriormente reconoce que los daños materiales eran lo que menos le importaban en ese momento, ya que su máxima prioridad era asegurar que nadie resultara herido, y que en medio de toda esa preocupación le llegó la inspiración que dio comienzo a lo que hoy es su primera obra literaria: «Ahí comencé a escribir el primer relato, en lo que tardaron en llegar los servicios de emergencia y asistencia. Era la historia de un policía nacional que va a ver a su novia, desde Valencia a Murcia por la autopista, y tiene una pequeña contingencia».
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Además, tras contar esta historia que ahora celebramos que acabara en anécdota, también ha querido confesar su opinión sobre el momento actual que estamos atravesando como humanos: «Somos el asno detrás de la zanahoria que nunca alcanzaremos. Mientras ese instante se nos escapa como agua entre las manos, vamos intentando vivir, aunque todos estamos abocados muchísimas horas del día y muchísimos días del mes a simplemente sobrevivir. Vamos reptando por la vida un poco porque nos lo hemos buscado o porque nos hemos dejado hacer; hemos dejado que el mundo se transforme en un lugar a veces inhóspito, a veces duro, cuando podría ser de otro modo».
Unas palabras con las que el artista consigue hacer reflexionar a cualquiera que se pare a leerlas.
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