
Los looks de un cantante construyen imaginario, época y emoción. A veces bastan unas botas altas, un eyeliner bien marcado o un vestido con brillos para identificar de inmediato a quién tenemos delante.
En el pop español, nuestras artistas llevan años convirtiendo el escenario en una pasarela donde la ropa habla tanto como la melodía de las canciones. Desde los corsés metálicos de Lola índigo hasta los looks lenceros de Aitana, cada prenda cuenta algo sobre quiénes son, de dónde vienen y cómo quieren ser recordadas.
En este contexto, el término christiancore se ha colado en las conversaciones sobre moda en las redes sociales. Esta tendencia, que juega con la estética de ‘santa’, los símbolos religiosos y los tonos puros en clave fashion, ha ganado fuerza tras la aparición de Rosalía con estilos inspirados en la iconografía cristiana.
Pero más allá de las vírgenes bordadas o hábitos religiosos, las artistas Dial ya venían explorando su propio lenguaje estético. Lo suyo no es parecer santas, es parecer ellas mismas con estilos que van del glam rock de Alaska al boho chic de Vanesa Martín, del pin-up o coquette power de Aitana o Ana Mena al power women de Malú.
Si hay dos artistas que dominan el arte de equilibrar dulzura y fuera, esas son Aitana y Ana Mena. La primera en su etapa Cuarto Azul, sorprendió en la escucha previa del disco con un conjunto lencero blanco de Isa Greece con transparencias y detalles florales, evocando una estética sutil.
Recordaba a los años 70 y el coquette power con ese maquillaje tan marcado con los coloretes. Un look similar que luego repetiría en su concierto del Metropolitano.
Por su parte, Ana Mena se ha coronado como la reina del glamour mediterráneo. Su estilo pin-up, entre lo sensual y sofisticado, combina bodies, brillos y labios de tono destacado. La malagueña representa ese punto intermedio entre la feminidad clásica y elegante y el empoderamiento moderno.
La fuerza sobre el escenario tiene su traducción en el vestuario de Malú, icono del power dressing en clave rock. Sus chaquetas de cuero negras, los vestidos negros, botas altas y pantalones negros son ya parte de su sello. La artista madrileña ha hecho de la moda una extensión de su carácter elegante, firme y sin artificios.
En cambio Lola Índigo representa la evolución más visual del pop español. Desde sus inicios urbanos hasta su era El Dragón, su estilo se ha vuelto una mezcla de estética Y2K, futurismo y fantasía mística. Con corsés metálicos, botas XXL y brillos, Lola convierte cada actuación en una declaración visual, su ropa es la armadura.
Frente al exceso y la fantasía, otras artistas Dial reivindican lo natural, lo artesanal y lo cercano. Vanesa Martín ha consolidado un estilo boho chic con prendas fluidas, tejidos naturales y colores cálidos, en sintonía con la honestidad de las letras que compone. Es la representación de un estilo de moda consciente, que no busca impacto sino conexión.
Pastora Soler, por su parte, aporta el toque más folclórico y simbólico, volúmenes y estampados de inspiración andaluza dialogan con su mensaje de raíz. Ella viste como canta, con historia, fuerza y alma, recordándonos que la tradición también puede ser contemporánea.
No se puede hablar de estilo sin mencionar a Alaska, pionera del glam rock español. Su mezcla de conjuntos negros, maquillaje intenso y colores llamativos abrió el camino para que la moda española dejara de ser discreta.
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