La salud de nuestros pequeños es lo más importante, por ello es fundamental identificar los síntomas que vemos en su cuerpo. Sin embargo, no siempre es motivo de alarma, la tos, por ejemplo, es común en los resfriados y aunque suela preocuparnos, no siempre es tan grave como parece.
De hecho, un niño sano puede toser varias decenas de veces al día sin que ello indique necesariamente una enfermedad grave.
No obstante, existen distintas formas de tos que conviene conocer, ya que algunas pueden ser señales de que es necesario consultar con los expertos.
Según Jordi Costa Colomer, neumólogo pediatra en el Hospital Sant Joan de Déu hay distintos tipos:
Tos seca: aparece sin expulsión de moco y suele estar ligada a infecciones leves de vías altas. También puede asociarse a cuadros de asma.
Tos «perruna» o laríngea: se caracteriza por un sonido ronco y áspero, generalmente asociado a inflamación de la laringe o tráquea. A menudo surge de forma brusca durante la noche y se acompaña de afonía.
Tos con sibilancias: cuando se escuchan pitidos al respirar, puede tratarse de bronquitis, asma o incluso la presencia de un cuerpo extraño en las vías respiratorias, algo más habitual en niños pequeños.
Tos nocturna: es frecuente que empeore al acostarse debido al goteo de mucosidad hacia la garganta, aunque también puede relacionarse con alergias o asma.
Tos productiva: es aquella que expulsa mucosidad. Aunque puede ser molesta, cumple un papel esencial en la recuperación de resfriados.
Además, el doctor ofreció una serie de recomendaciones sobre cuándo conviene acudir al pediatra. Entre ellas, destacó los casos en los que esta se acompaña de dificultad para respirar, ruidos como silbidos, fiebre persistente o cambios en la coloración de los labios o el rostro.
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