Ana Torroja

¿Una vaquita o una salsa mexicana? Qué es lo que lleva Ana Torroja siempre en la maleta

La artista comparte en un vídeo de Instagram los objetos que se lleva siempre de viaje

Alba García-Fogeda

Hay momentos en los que no hace falta un gran discurso o una canción para conocer a alguien. A veces basta con abrir una maleta. Eso es lo que ha hecho Ana Torroja. La cantante ha mostrado en su perfil de Instagram, con total naturalidad, los objetos que le acompañan de aeropuerto en aeropuerto. Presenta este gesto como algo sencillo y cercano para que los seguidores más fieles la conozcan un poco más de cerca.

«Vosotros ya sabéis que yo soy así como de puertas para adentro y que no cuento mucho de mis cosas, pero quiero compartiros lo que normalmente llevo en mi maleta». Y a partir de ahí, empieza a contar la historia de cada uno de los objetos que lleva dentro.

El reino del ‘cablerío’ y la gorra inseparable de Ana Torroja

Lo primero que suele meter y que para ella es indispensable es el ‘cablerío‘ como lo llama Ana. Cargadores de tipo europeo y americano, adaptadores, una luz para selfies y varios auriculares, incluidos los noise cancelling, forman parte de ese pequeño arsenal viajero. Ella misma reconoce que lo lleva «por si surge algo por el camino».

 

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Después llega una de sus compañeras más fieles en los viajes, la gorra. «Mi gorra, mi gorra, mi gorra», repite divertida. También muestra sus bolsitas organizadoras, capaces de llevar en su interior hasta 20 camisetas. Las tiene «de todos los tamaños, colores y formas», esenciales para que su maleta no estalle.

México, un libro, un bálsamo y su vaquita

Cuando viaja fuera de México nunca falta una buena salsa macha que define como «una delicia». La ex vocalista de Mecano muestra el libro que le acompaña en esta etapa, El camino del artista, porque «sigo siendo de papel y de oler». Y añade su bálsamo para labios, un ritual nocturno que lleva a todas partes.

Pero, el momento más íntimo llega cuando enseña la figura de una vaquita que le regaló su hija cuando tenía tres años, desde entonces ha viajado con ella por medio mundo. «Ya tiene veinte», dice con ternura. La vaquita es lo único que no va en la maleta, la lleva siempre encima, en la mochila, para sentirla cerca.

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