Siempre es especial darle por primera vez al play de un nuevo disco de Vanesa Martín, porque lo haces sabiendo que todas las canciones que comenzarán a reproducirse a partir de ese momento estarán cargadas de una calidad, pasión y sensibilidad únicas, factores a los que la malagueña nos tiene acostumbrados en cada uno de los pasos que da. Y ‘Casa mía’ no iba a ser menos, sino más, en todos los sentidos. Con 12 canciones que conforman un proyecto discográfico de casi 40 minutos de duración, a la artista se le percibe más libre, disfrutando de cada una de las canciones en las que ha florecido como nunca, atreviéndose a experimentar con ciertos aspectos musicales completamente novedosos pero sin dejar atrás su sello más característico.
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La apertura del disco viene dada por ‘Tiempo real’, y deja de manifiesto desde un primer momento las intenciones de la malagueña con este proyecto; disfrutar como nunca de la música. Avisó de que iba a experimentar con elementos sonoros como el autotune, y así ha sido, por ejemplo, en este tema en el que incluso se atreve a hacer un guiño a ‘Esta cobardía’ de Chiquetete para hablar sobre el anhelo de vivir.
Da paso a ‘Intimidad’, una canción que hará que tus pies se muevan solos gracias a la riqueza de su base musical, en la que los instrumentos de viento adquieren todo el protagonismo para acompañar a una letra en la que Vanesa Martín canta sobre los pensamientos que llegan cuando una relación se termina y se pasa de entregarse en cuerpo y alma a ser prácticamente desconocidos a los que les cuesta incluso saludarse.
‘Objetos perdidos’ fue la carta de presentación de este proyecto, y desde entonces no hemos conseguido sacárnosla de la cabeza. Su ritmo fusionado con elementos de la música Latinoamérica sigue conquistándonos como el primer día, y en el repertorio de ‘Casa mía’ viene sucedida de ‘Lobos’, una de las canciones más personales de este disco, en la que Vanesa Martín hace una referencia a las manadas que conforman estos animales, así como hacen nuestros familiares y seres queridos cuando notan que algo no va del todo bien y acuden a nuestro rescate.
‘60s‘ es uno de los temas más experimentales del proyecto gracias a la base musical escogida y a los efectos vocales con los que la artista experimenta a lo largo del tema que da paso a ‘Besos y descuidos’, con la que vuelve a permeabilizarse la riqueza de la producción global del álbum, tanto en voz como en lo musical. En ella, la cantautora habla de una relación que no tiene fin «por mucho que se escriba».
Al pasar el ecuador del álbum encontramos‘Tenemos universo de sobra’ y ‘No nos supimos querer’, los dos últimos avances que habíamos podido escuchar antes del lanzamiento global. En la primera de ellas habla sobre todo lo que pudo haber ocurrido pero que finalmente no llegó a pasar por ciertos motivos que nos hacen fijar las expectativas en que sea otra vida la que lo permita; y del dueto con Joaquín Sabina poco más se puede decir, cuando dos de las grandes figuras de nuestra música se unen, el resultado no puede ser más que magistral, tal y como lo ha sido esta colaboración con la que ambos han sellado para siempre la amistad que comparten.
‘Borgoña’ es uno de esos temas que desde el primer momento captan la atención de manera especial, y es que su base musical, que está a caballo entre lo tradicional y lo moderno, acompaña a una letra en la que Vanesa Martín habla sobre dejar atrás una relación y renacer con la cabeza bien alta, haciendo un símil entre lo que engloba al arte y lo relacionado con el amor, dos aspectos que se tienen que disfrutar tal y como uno lo necesite, sin dejar interferirse por terceras personas.
La recta final del álbum viene trazada por ‘Cómo te digo’, un tema que en las primeras escuchas se ha colado rápidamente entre mis favoritos por su dinamismo. Lo que comienza con una melodía que puede trasladarnos a las procesiones de Semana Santa se transforma rápidamente en un tema pop electrónico, de los que se cantan a todo pulmón para liberarse, priorizándonos a nosotros mismos por encima de todo.
‘Me sucedes’ es una de las canciones de este proyecto que más recuerdan a la Vanesa Martín de algunos discos atrás, y es que su raíz siempre está presente. Su voz toma todo el protagonismo del tema en el que le canta a la dualidad entre el deseo y el miedo, acompañada de la guitarra electrónica que da paso a la última pista del álbum con el que comparte nombre ‘Casa mía’.
Una despedida a la altura, en la que lleva su identidad por bandera, por sevillanas y haciendo gala de la riqueza musical de nuestro país, con frases como «Y me visto de familia, y soy amiga y soy amor, y soy locura, tú no lo sabes, definirse es limitarse, malditas las etiquetas, solo sé que soy del sur» o «Mi corazón es más grande que el mundo que señalaban aquellos que definían, si así ves tu corazón, bienvenido a ‘Casa mía'».
Con ‘Casa mía’, la malagueña da un importante salto, demostrando que es capaz dominar a la perfección cualquier género musical. Y es que, en este proyecto en el que las flores son uno de los elementos protagonistas, Vanesa Martín ha sabido cuidar al detalle la raíz, floreciendo como nunca antes lo había hecho. Y es que todas estas canciones gritan libertad, honestidad y coraje.
Ha salido de la zona de confort y la jugada ha sido maestra, porque cuando se arriesga por lo que de verdad uno quiere y se trabaja para que el resultado sea exquisito ocurre lo que ahora experimenta Vanesa Martín, que ya tiene entre manos un disco de esos que dejan un sabor de boca inmejorable y te dejan con ganas de reproducirlo de nuevo.
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