Atención, peligro: no es amor. Es obsesión y de alto riesgo!

Juani Femenia

En el amor con tal de salvar una relación, ¿es lícito manejar todas las armas que están a nuestro alcance? El amor en el punto de mira es tan subjetivo, que ninguna cuestión si no se expone con los argumentos pertinentes puede ser justificada a cualquier precio. Si surge el amor y el enamorado dedica cada segundo de su vida en exclusiva a la persona que le atrae y con la que cree tener un vínculo inquebrantable, sin duda experimenta sensaciones obsesivas que pueden rayar el límite de lo enfermizo.
Como en cualquier proyecto los comienzos nos deslumbran y en el amor es fácil vivir en la euforia del momento y con la persona que creemos que es única y excepcional. No nos olvidemos de la ligera línea que separa la fascinación de la obsesión; el enamoramiento, de la persecución límite. Hay gestos muy comunes que delatan este tipo de comportamientos sin necesidad de caer en el tópico del cuadro clínico del obsesivo compulsivo. Por ejemplo, antes de conocer cuáles son los márgenes en los que dos personas apuestan en común, uno exige la exclusividad y castiga con la humillación que el otro no atienda a razones con la misma intensidad e interpretación.
Desde un principio se establecen unas barreras bien diferenciadas entre una relación sana y aquella que se acerca más a la patología clínica. Quien lo vive, sufre por todo y confunde sus sentimientos con la realidad del amor; porque toda su vida gira alrededor de sí mismo y teme que pueda perderle en cualquier momento.

Como respuesta, la otra persona y con toda seguridad, proyectará un malestar general. Se sentirá acosada e incluso vulnerada en su integridad y por quien todavía es su proyecto de pareja. Cuanto antes, deseará romper cualquier vínculo, hubiera o no empatía al principio de todo. Pudiera asemejarse al argumento de una película, donde dichos episodios se van agudizando cada vez más hasta que salta la alarma cuando cualquier razonamiento del acosado es exiguo para quien sufre la obsesión, por no querer aceptar de aquél que nunca mantuvo un vínculo sentimental. Por añadidura, en lugar de asumir la realidad y aceptar que su deseo no es correspondido por su falta de coherencia, entonces actúan de forma insistente creyendo que así alcanzarán su objetivo.
La solución pasará porque el acosado tome la iniciativa por sincerarse, contemple cualquier detalle y muestre sin miedo midiendo sus palabras, sus verdaderas intenciones con respecto al que sufre en vano por amor. Bajo ningún concepto se le dará a entender que se le deja una puerta abierta, ya que si bien, el amor es cosas de dos, por muy duro que nos pueda parecer, tanto para quien se obsesiona como para quien padece la persecución, cuanto antes de proceda, antes acabará el sufrimiento. Este cuadro de manual de Psicología clínica suele llevar implícitos otros problemas como son la baja autoestima y de la falta de afecto en el trato personal. En este caso, siempre será muy recomendable la ayuda de un buen profesional.


MÁS SOBRE: