Consejos para una alimentación saludable

La Nutricionista de la Bata Roja

Las enfermedades vasculares (EV), muy ligadas a malos hábitos nutricionales y a obesidad, se han convertido en la principal causa de mortalidad en los países industrializados. Por desgracia, no es un problema exclusivo de la población norteamericana, ya ha llegado a España, donde la dieta mediterránea se está perdiendo.

Carlos Fernández, médico del grupo NC Salud. www.gruponcsalud.com

La situación nutricional ha cambiado en España: en 2008, un 32% de las muertes eran causadas por alguna enfermedad vascular. Lo más preocupante desde el punto de vista sanitario es que esta cifra sigue aumentando, siendo la obesidad uno de los factores de riesgo que más está incidiendo en este incremento de la morbimortalidad (proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado).


Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1980 la prevalencia de la obesidad se ha doblado en todo el mundo, hasta el punto de catalogarse como “epidemia del siglo XXI”. La Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (SEEDO) declaró que, en el año 2000, el 14,5% de los adultos españoles con edades comprendidas entre 25 y 60 años tenía un índice de masa corporal en rango de obesidad, lo que explicaría el aumento de enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión arterial y, en consecuencia, de las enfermedades vasculares.
La explicación a este cambio de tendencia en nuestro país radica en que la dieta mediterránea, que como demuestran los datos del estudio PREDIMED supone un hábito de vida saludable en cuanto a prevención de la enfermedad vascular, ha sido invadida por la influencia extranjera de la comida rápida.

La labor del nutricionista
En los últimos años los nutricionistas, con el asesoramiento médico adecuado, juegan un papel fundamental en la sociedad desde el punto de vista sanitario. No sólo enseñan a la población a comer de manera saludable, sino que adaptan el consejo nutricional a las características de los pacientes, en base a sus condicionantes de salud y múltiples mediciones, entre las que se encuentra el cálculo del riesgo vascular, tensión arterial, índice de masa corporal, porcentajes de grasa visceral, perímetro abdominal, metabolismo basal, masa magra, etc.

Se lleva a cabo un plan integral a través de un equipo multidisciplinar (además de nutricionistas y médicos, contamos con entrenadores personales, chefs y psicólogos): identificando, interviniendo, asesorando y siguiendo a aquellas personas con riesgo de padecer alguna de estas enfermedades, desde un punto de vista de la prevención.
Sabemos, según los principios de la nutrigenómica, que a través de una alimentación saludable, como es nuestra dieta mediterránea, podemos contribuir a disminuir la probabilidad de sufrir enfermedades derivadas de nuestra genética individual. De ahí la necesidad de prevenir estos problemas y de concienciar a la población de la importancia de llevar una vida sana con una adecuada alimentación, abandonando hábitos como el tabaquismo y en la que practicar ejercicio físico adecuado sea algo común.

Si analizamos los datos recogidos en el estudio realizado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), cabe destacar como el 46% de los encuestados no realiza ningún tipo de ejercicio físico al día, llevando una vida sedentaria. En este mismo estudio, los datos muestran un cambio claro en las tendencias nutricionales: sólo el 37,8% de la población afirma comer fruta todos los días y el 43% hortalizas, ocupándose el 61% de la comida ingerida por alimentos altamente procesados.
Todas estas características conforman algunos de los factores de riesgo más importantes en la aparición de enfermedades vasculares y constituyen la causa principal por la que los profesionales sanitarios luchan día a día en la concienciación a la población, con potentes planes integrales y programas de salud, que persiguen el objetivo de disminuir esas cifras alarmantes de morbimortalidad derivadas de las mismas.
En la sociedad actual, en la que el culto al cuerpo constituye el objetivo de muchos ciudadanos -provocado por el deseo de sentirse atractivo y por el ideal de belleza actual-, debemos ser conscientes de que lo realmente importante es adquirir hábitos de vida que nos permitan preservar nuestra salud y evitar el riesgo de padecer enfermedades crónicas en el futuro, a través de un asesoramiento profesional multidisciplinar, que nos permita conseguirlo de una forma estable y segura.

 

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