«He tenido que darle una bofetada a mi hijo, pero sin violencia. Ahora leo que es ilegal»

Pedro García Aguado

Alguna que otra vez a los padres les ha dado por reñir a sus hijos y darles una bofetada, pero sin violencia. Es el caso de Tomás, un padre que tiene un hijo de 15 años.

Es algo rebelde y alguna vez ha tenido que darle un cachete, el típico toque de atención. Ahora ha escuchado en las noticias que su hijo puede denunciarle con pena de cárcel por un azote

¡Era lo que faltaba para perder toda la autoridad como padres! Afirma. ¿Entonces qué tiene que hacer?


Él recuerda 2 guantadas de sus padres que le pusieron en el buen camino cuando más lo necesitaba y a día de hoy sabe que hicieron bien.

Es por ello que pide consejo a nuestro experto en adolescentes, Pedro García Aguado.

Pedro García Aguado habla sobre las consecuencias de pegar a un hijo:

Antiguamente sí se podía «pegar» aunque sea una bofetada a tu hijo, sin ser un acto de violencia. Pero en la actualidad, con las nuevas leyes, se trata de un delito que el menor puede denunciar.

Es mejor sentarse y poner límites a un hijo rebelde que utilizar la violencia. No es un ejemplo para ser buen padre. Todo puede comentarse antes de recurrir a este tipo de actos.

Hay que generar un tipo de estrategias con las que el joven haga caso. Por ejemplo, si no responde como un padre quiere, habría que prohibirle hacer cosas o ver a sus amigos durante unos días.

Si no cumple lo dicho, las consecuencias son una buena opción.

La ley se ha confirmado ya que hay padres que abusan de sus hijos de una manera brutal. Era necesario poner orden a este asunto. Los jóvenes no tienen que resistir como un padre o madre cabreado le pega de manera muy brusca. Una cosa es un toque de atención. Otra muy diferente es el maltrato.

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Tomás debe relajarse y buscar otros métodos para educar a su hijo. La violencia no es la mejor respuesta.

Es preferible sentarse con él y hablar sobre las cosas que le molestan uno de otro. Si el joven es rebelde, se le deberían poner consecuencias y límites para que se controle.

También hay que pensar que se encuentra en la edad de ser un poco «macarrilla» con el resto. El tiempo hará que madure. Acudir a un psicólogo puede beneficiar a que su actitud cambie cuanto antes.

Pero Tomás no tiene que preocuparse. La violencia mejor dejarla a un lado y utilizar la comunicación para llegar a diversos acuerdos entre los dos.

¡Escucha aquí los consejos de Pedro García Aguado(27.09.2017) Y cada semana, no te los pierdas en Atrévete.

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