Amaia Montero

Amaia Montero recuerda a su padre con una profunda pena

Noelia Bertol

El pasado febrero se cumplían 11 años del fallecimiento de una de las personas más importantes en la vida de Amaia Montero, su padre José. Por entonces la artista confesó que, pase el tiempo que pase, jamás será capaz de superar su pérdida. «Solo lo superaré el día en el que nos volvamos a encontrar«, confesaba.

Por el día de su 70 cumpleaños Amaia ha querido volver a dedicarle una publicación especial para felicitarle, que sin embargo está llena de profunda pena y frustración por la situación actual que nos toca vivir.

 


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Hoy cumplirías 70 años y ni siquiera puedo llevarte tus rosas amarillas al cementerio. FELIZ CUMPLEAÑOS AITATXO!!! ZORIONAK!! Siempre en mi corazón. MAITE ZAITUT

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«Hoy cumplirías 70 años y ni siquiera puedo llevarte tus rosas amarillas al cementerio«, exponía la artista en sus redes sociales junto a una foto de su progenitor, lamentando no poder ir a visitar su tumba en este día tan especial para ella.

Aunque acudir a los cementerios es posible en aquellas provincias que estén en la fase 1 de desescalada y cumplan los requisitos, puede que Amaia Montero no pueda realizar este acto al que acostumbra cada año debido a que se encuentre en una provincia diferente.

Sea como sea, la intérprete de Nacidos para creer no ha querido dejar de homenajear a su padre de alguna manera, y desde Cadena Dial queremos llenarle de todo nuestro cariño recordando la canción que un día escribió para él, 407.

Recordando esta vida junto a ti
Toda la energía que heredé de ti
Tú, que eres mi héroe, mi respiración
Tú, que no te rindes nunca
Escucha esta canción

Amaia Montero compuso esta canción para su primer disco en solitario, haciendo referencia con su título al número de habitación de hospital en la que su padre estaba ingresado. Pocos meses después del lanzamiento de este álbum, la vasca recibió el duro golpe de perder a una de las personas más importantes de su vida.

Se marchó joven, pero siempre vivirá a través de la música y, lo que es aún más poderoso, el corazón de su hija. Aunque hoy no pueda recibir las flores, las mil rosas que Amaia cantaba con La Oreja de Van Gogh, hoy van para él.

 

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