Muchos años más tarde, la mujer que un día le enseñó canciones y lecciones pudo ver cómo su nieta se convertía en lo que siempre fue, una estrella de los pies al corazón.
Hoy, valga la redundancia, Ángeles se ha convertido en un ángel de la guarda para la artista, aunque en realidad, siempre lo había sido.
Éstas han sido sus sentidas palabras de despedida: «…Hoy el corazón de mi abuela ha dejado de latir… Y he comprendido que nadie está preparado para ver partir a quien se ama…».
Mucho ánimo, amiga. Debe estar tan orgullosa de ti como nosotros, e incluso más.
Un sector que siempre está a la altura, cuidándonos antes que a ellos mismos. Así de agradecida se mostraba la intérprete de El Árbol y El Bosque con los trabajadores del Hospital del Perpetuo Socorro de Albacete: «Gracias a la tercera planta de Paliativos del Perpetuo Socorro de Albacete porque estos días duros, viéndoos trabajar, han sido menos duros. Lo vuestro es para haceros un monumento…».
Uno o varios, como por ejemplo el Premio Dial que les dedicamos en esta casa la pasada primavera.
A todos ellos y ellas, gracias por haber ayudado a Ángeles a encontrar su nuevo camino y en definitiva, por aportarnos tanta paz en tiempos de guerra.