El dolor físico deja un rastro visible, pero el psicológico es muy difícil de demostrar. Lo que sí deja es la moral de la persona que lo sufre por los suelos.
Lucía lleva tres años y medio con un hombre casado. Este hombre la obliga a enviarle un vídeo cada 15 minutos para asegurarse de que no le miente cuando sale. Nuestra protagonista reconoce estar en una relación de dependencia absoluta. Para él, cualquier acto podría significar que lo engaña. Hace poco Lucía compró un colchón y la obligó a rajarlo porque la señalaba de estar acostándose con otro hombre. Lucía sufre violencia física y psicológica de forma constante, y reconoce saber la situación en la que vive.