Según el portal Bloomberg, Netflix estima que su El Juego del Calamar generará un valor de casi 900 millones de dólares para la compañía. Teniendo en cuenta que la serie costó en torno a 21 millones de dólares, han sido todo ganancias.
Ya tenemos asumido que cualquier indumentaria relacionada con El juego del calamar será este año el disfraz estrella de Halloween, ya sea el de trabajador con el mono rojo, el chándal verde o, por supuesto, el traje de la terrorífica muñeca de “Luz verde, luz roja. De hecho, ya hay marcas como Zara que han puesto a la venta un chándal retro que recuerda mucho al que llevan los participantes de El juego del calamar.
Pero si hay algo que hay causado furor absoluto relacionado con la serie y en lo que respecta a moda son las zapatillas de deporte que llevan los jugadores. Se trata de un modelo de Vans clásicas blancas que, desde el estreno de El juego del calamar, aumentaron sus ventas en un 7.800%.
Es uno de los íconos de la serie y uno de los elementos más virales. Hasta tal punto ha llegado el fenómeno fan que ya se comercializa un reloj despertador basado en ella que “te dispara” cuando llega la hora de despertarte. Por si esto fuera poco, Netflix colocó una muñeca con las mismas dimensiones que las de la serie en un paso de cebra de un centro comercial en Filipinas. Seguro que todo el mundo respeta la “Luz verde, luz roja”.
Better play by the rules because she’s always watching. Will you make it past the first round of Squid Game? 🦑 pic.twitter.com/qvTlHddqsr
— Netflix Philippines (@Netflix_PH) September 22, 2021
Si te has preguntado por qué cada uno de los trabajadores encapuchados lleva un símbolo sobre su máscara, tiene una explicación: el círculo representa a los trabajadores, el triángulo es para los que van armados y el cuadrado son los que mandan.
En la serie original (ya lo han borrado) aparecía un número de teléfono que era real y que, según el periódico The Korea Times pertenece a un hombre coreano de unos 40 años que, desde el momento en que se estrenó la serie, comenzó a recibir llamadas. Aproximadamente unas 4.000 al día, nada más y nada menos.
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