En este mantenimiento rutinario, el humorista va a pedirle a la atrevida que cuente con él y que compruebe el micrófono; indicaciones algo sospechosas que la van a hacer negarse a seguirle el juego.
Lo peor viene cuando, al tratarse del aniversario de la compañía, Isidro está obligado a cantarle un tema dedicado de reggaeton. Ahí ya la oyente cuelga y, en la segunda ocasión, va a andar contestando creyendo que no es una canción y sí una continuación de la llamada.
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