Según un estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el pollo es la carne blanca más consumida en todo el mundo. Lo que explica que sea uno de los alimentos más utilizados en las cocinas, dado su alto nivel de versatilidad, ya que se puede comer frito, asado, a la brasa, cocido…. ¿Lo mejor? Es que en todos ellos está exquisito. Aun así, existe una tendencia o una falsa creencia de que comer el pollo con piel puede resultar perjudicial para la salud.
Según una experta en nutrición, Beatriz Robles consumir pollo con o sin piel no responde a ninguna alternación nutricial para la salud. Por lo que concluye que esto más bién dependerádel gusto de cada persona, tal y come recoge el Diario La vanguardia. Eso sí, la piel del pollo está más expuesta a los contaminantes en la producción animal, pero más allá de eso no aporta un valor lo suficientemente determinante como para etiquetarlo como “no saludable”.
También es cierto que, a nivel culinario, los cocineros y cocineras suelen presentar sus recetas sin la piel, aunque previamente hayan hecho el guiso con ella. Esto es más bien una técnica que ayuda a que el producto no se reseque tanto y a la hora de comerlo esté mucho más jugoso.
Si nos adentramos un poquito más en la alta cocina, vemos que los contrastes son uno de los clásicos a los que es imposible renunciar. Por eso, no es de extrañar que, si acudes a un restaurante o un local degustes el pollo, pero con diferentes texturas para hacer que tu experiencia culinaria sea inolvidable.